quinta-feira, 16 de dezembro de 2010

CONOZCA LOS 10 WHISKY MÁS CAROS DEL MUNDO.

Durante mi vida tuve la oportunidad de probar los mejores vinos, brandys, whisky, vodka, ginebra, ron, cerveza, en fin, tuve la oportunidad de divertirme un poco. Eso ya pasó. Afortunadamente supe hacerlo con moderación y hoy, gracias a Dios, sólo quedan buenos recuerdos. No puedo negar que mi bebida preferida es el whisky. En todos sus orígenes y niveles de maduración. La serie Sello negro, sello rojo, sello dorado y sello azul, chivas, white horse, vat 69, etc.

Por eso, cuando leí el siguiente artículo, con información de la FORBES, me sentí un amador al saber que difícilmente podría llegar a tener en mi boca un trago de estas maravillas. Verdaderas joyas disponibles solamente para paladares exquisitos y conocedores, y para consumidores generosos, muy generosos.

Con distintos sabores como chocolate, vainilla y frutas, y creados en las destilerías más famosas del mundo, se destacan estos exclusivos whisky como los mejores y más caros del mundo. Para esta época de navidad, el consumo de licores se eleva y muchos muestran sus preferencias a la hora de comprar trago. El Whisky es uno de los preferidos, aquí está este top 10 para los amantes del buen licor.

1. The Macallan Fine and Rare Collection, 1926, 60 años.

Precio: 38.000 dólares

Aún es posible encontrarlo en el restaurante Old Homestead Steakhouse del hotel Borgata por un costo de 3.800 dólares el trago. Este licor tal vez sea uno de los más exquisitos del mundo y que pocos podrán disfrutar en esta navidad.

2. The Macallan Fine and Rare Collection, 1939, 40 años.

Precio: 10.125 dólares

La reserva de este whisky se empezó a producir en 1939. 40 años más tarde empezó a salir al mercado y de ahí su designación de '40 años'. Su sabor es descrito como un alcance de la madera que logra mezclarse con un caramelo dulce y frutos secos.

3. Chivas Regal Royal Salute, 50 años.

Precio: 10.000 dólares

Este licor fue lanzado en el año 2003 para conmemorar el 50 aniversario de la coronación de la Reina Isabel II. De este whisky se dice que es excepcionalmente cremoso con un sabor único. Solo 255 botellas fueron puestas en el mercado en todo el mundo.

4. Garioch Glen, 1958, 46 años.

Precio: 2.600 dólares

Este whisky es procedente del norte de Escocia, tiene fuertes elementos florales con sabores profundos. En el mercado fueron puestas 328 botellas.

5. Bruichladdich, 40 años.

Precio: 2.500 dólares

Los grandes conocedores del whisky en el mundo, brindaron un aplauso cuando Jim McEwan de Bowmore se hizo cargo de la destilería Bruichladdich que había permanecido inactiva. Se describe como un trago suave que tiene unas capas de sabores muy matizadas.

6. Glenfiddich, 40 años.

Precio: 2.500 dólares

Este whisky escocés ganó la Medalla de Oro que otorga la revista Whisky Magazine en el 2003. Además, fue considerado en su momento como el más fino del mundo. En su descripción se dice que es profundo y complejo, con capas de sabor a chocolate y miel.

7. Auchentoshan, 1973, 32 años.

Precio: 700 dólares

Aunque esta línea no es la de mayor número de seguidores, su versión Jerez Oloroso madurado le garantizan críticas muy favorables por la complejidad de su preparación mezclado con un afrutado picante.

8. Evan Williams. 23 años.

Precio: 350 dólares

Este tradicional whisky está lleno de sabores de chocolate negro, ron, pasas, caramelo y vainilla. Aunque su precio no es tan alto como los mencionados anteriormente, sólo está disponible en la reconocida destilería de Kentucky, en Estados Unidos.

9. Midleton Very Rare

Precio: 139 dólares

Se trata de uno de lo más exclusivos de Irlanda. Está hecho de una mezcla de whiskys de 12 y 25 años cuidadosamente seleccionados.

10. Suntory Yamazaki, 18 años.

Precio: 110 dólares


Ganador de una doble medalla de oro en el 2005 en la Competencia Mundial de Licores gracias a su profunda y compleja mezcla de sabores, fue creado en destilería más antigua de Japón, construida en 1923; cuenta en su fabricación con frutos secos, miel, caramelo y aromas de cedro.


quinta-feira, 9 de dezembro de 2010

FOBIAS.

HABLEMOS DE FOBIAS.

Para muchos, hablar de fobias puede restringirse al miedo a enfrentar algo, alguien o algún hecho, por razones explicables o no.


Desde el punto de vista clínico, en el ámbito de la sicopatología, las fobias hacen parte del grupo de trastornos de ansiedad con la característica especial de manifestarse solamente en situaciones especiales.

Son tres los tipos de fobias:

1. Agorafobia – que es el miedo a estar en lugares públicos, donde el individuo no puede retirarse de una forma fácil o desapercibida.

2. Fobia Social - o miedo en situaciones en que la persona puede estar expuesta a la observación de otros, ser víctima de comentarios o pasar por una humillación en público.

3. Fobia Simple – miedo dirigido a objetos o situaciones concretas.

Ahora, luego de esta introducción, viene lo interesante. Veamos algunas de las fobias definidas y miremos a ver si sufrimos de alguna de ellas. Nos vamos a sorprender.

EJEMPLOS DE FOBIAS.

§ Acrofobia, no confundir con vértigo que sólo es una sensación de mareo: miedo a las alturas

§ Agorafobia: miedo a los lugares abiertos.

§ Amatafobia: miedo al polvo.

§ Antropofobia: miedo a las personas o a la sociedad.

§ Aracnofobia: miedo a las arañas o a los arácnidos.

§ Araquibutirofobia: miedo a que algún alimento (en especial, la manteca de maní) se quede incrustado entre los dientes o se pegue al paladar.

§ Autofobia: miedo de quedarse solo.

§ Bogifobia: miedo a los duendes y monstruos.

§ Canofobia: miedo a los perros.

§ Claustrofobia: miedo a los lugares cerrados.

§ Coulrofobia: miedo a los payasos.

§ Crometofobia o Crematofobia: miedo al dinero y valores de capital.

§ Dendrofobia: miedo a los árboles

§ Efebofobia: temor hacia los jóvenes o adolescentes.

§ Enoclofobia, Demofobia, u Oclofobia: miedo a las multitudes de personas, ya sean en lugares abiertos o cerrados.

§ Entomofobia: miedo a los insectos.

§ Espectrofobia: miedo a los espejos.

§ Gamofobia: horror del matrimonio.

§ Hemofobia: miedo a la sangre.

§ Hexakosioihexekontahexafobia (Abreviado trihexafobia): miedo irraccional al número 666.

§ Hidrofobia: miedo al agua.

§ Homofobia: miedo a la igualdad, la monotonía, la homosexualidad, o a volverse homosexual.

§ Hoplofobia: temor, miedo a las armas o mas bien, las armas de fuego.

§ Islamofobia: temor inducido en contra de las culturas islámicas o musulmanas.

§ Laliofobia o Lalofobia: miedo a hablar a otros o al público en general.

§ Leucofobia: miedo al color blanco.

§ Ligofobia: miedo a la oscuridad.

§ Lutrafobia: temor a las nutrias.

§ Necrofobia: miedo a los muertos/cadáveres.

§ Nictofobia: temor a la oscuridad.

§ Numerofobia: miedo a los números.

§ Ponofobia: temor morboso al dolor o a la fatiga.

§ Quimiofobia: prejuicio contra las sustancias químicas.

§ Radiofobia: miedo a la radiación.

§ Rupofobia: miedo a la suciedad.

§ Sesquipedalofobia: miedo irracional a pronunciar las palabras largas o complicadas (más frecuente en idiomas como el inglés, donde predominan las palabras de una o dos sílabas)

§ Selacofobia: miedo irracional a los tiburones.

§ Sexofobia: miedo al sexo, o a algunas de sus practicas.

§ Telenofobia: miedo a los teléfonos.

§ Tremofobia: miedo a los temblores.

§ Venustrafobia: miedo a las mujeres hermosas.

§ Xenofobia: temor o desagrado en contra de los extraños o extranjeros.

§ Xilofobia: miedo a los objetos de madera.

§ Zemifobia: temor a los topos.

§ Zoofobia: temor a los animales.

Luego de leer lo anterior, detengámonos a determinar cuál de estas fobias agobian nuestras vidas, y no lo sabemos. Algunas pueden necesitar tratamiento sicológico.

Algo interesante también tiene a ver con el desarrollo de fobias en los niños. Un artículo interesante me llevó a tocar el tema. Lo publico y comparto con ustedes.

Aguardo comentarios.

LAS FOBIAS DE LOS NIÑOS SON MOTIVADAS POR SITUACIONES AMBIENTALES.

Es ideal prevenir los miedos, pero entenderlos, en dado caso, es la mejor manera para combatirlos.

Nunca había tocado un perro. Ya tenía 24 años y aun el estar a 50 metros de este animal le producía escozor. Si los veía cerca, pasaba a la otra acera. Si los tenía al lado, sudaba, lloraba. Sufría.

Es la historia de Natalia, quien estuvo muchas veces al borde de la muerte por causa de la fobia a los perros. Según el siquiatra infantil Germán Casas, la fobia es el miedo excesivo a objetos o situaciones que tienden a evitarse o cuando la exposición a ellos produce gran angustia.

Eso era precisamente lo que le sucedía a Natalia. De pequeña, corría en medio de los carros y saltaba por los muros, con tal de esquivarlos. Un día, recuerda, se tiró de una altura de 3 metros, porque era perseguida por un perro de raza tacita de té. Herida: 14 puntos en el mentón.

Ese y otros eventos más dieron por hecho que no era miedo lo que Natalia sentía. El miedo, por su parte, explica el especialista Casas, es normal y hace parte del desarrollo personal. Además, es un ayudante para conocer que existen peligros. “Esos miedos naturales son pasajeros y tienden a desaparecer espontáneamente, pero cuando permanecen por más de seis meses se podría considerar un trastorno real”, explica Casas.

Natalia lo tenía. Era un trastorno repetitivo de ansiedad cuando veía a los perros. Su amígdala cerebral aumentaba de tamaño al verse enfrentada a estos animales. El neurólogo pediatra Álvaro Izquierdo señala que esa amígdala, parte del sistema límbico (encargado del procesamiento y almacenamiento de las reacciones emocionales), se incrementa en las personas con fobia. “En ese sistema se da la fijación de la memoria; por lo tanto, cualquier experiencia fuerte que le genere miedo quedará guardada allí y, dependiendo de su grado, hará que el próximo encuentro con ese miedo sea más fuerte y el cerebro lo asimile como fobia”.

Y esto le sucedió a Natalia. Su primera experiencia con un perro fue a los 4 años, cuando, al tratar de huir, la mordió en un gemelo. El miedo se creó y se acrecentó. Tanto que, a los 16 años, cuando Natalia visitaba a una amiga (y como su fobia continuaba) pidió que encerraran los dos french poodle que tenían en casa. Allí, Natalia fue víctima de una de sus crisis: los perros se salieron del cuarto donde los tenían, por lo cual ella se subió a la mesa, quebró las copas y derramó toda la comida. Sin duda, era una gran fobia que parecía insuperable.

ENTENDIENDO LAS FOBIAS.

Camilo Jácome, presidente de la Sociedad Colombiana de Sicoanálisis, afirma que, sin duda, las fobias más comunes son las que se sienten a la soledad, a la oscuridad y a los animales.

¿Pero qué es lo que hace que unos bebés al crecer desarrollen fobias y otros no? Según Jácome, “todo depende de la forma como él y su medio, particularmente sus cuidadores principales, manejen y vivan las situaciones desencadenantes de los inevitables miedos que se experimentan en esta etapa de desarrollo del bebé.

Es por esto que antes de juzgar a los pequeños que padecen fobias, Liliana Zambrano, sicóloga clínica experta en Programación Neurolingüística, afirma que lo primero que se debe hacer es entender el estado de desarrollo en que se encuentran los niños. “Antes de los 5 años ellos están en un pensamiento mágico y esto hace que, aunque tienen su cerebro funcionando, tienen unos estados alterados de conciencia normales a su edad”.

Ellos no tienen la capacidad, preciso por su inmadurez del cerebro, de definir lo que es realidad y fantasía. Por tal motivo, pueden presentar algunos miedos a situaciones distintas. “Lo malo no son los miedos, lo que dificulta es la manera como los adultos reaccionan a una situación, ocasionando que el niño repita lo que hace el adulto”.

Lo importante es que los padres comprendan que deben cambiar la reacción frente a algunos hechos. “Si son nerviosos, es preferible que pidan ayuda, para que cambien la manera de afrontar esas situaciones”.

Para ayudar a eliminar las fobias, la especialista Zambrano da unos ejercicios que se pueden hacer en casa: hablarles mientras ellos duermen, decirles que son valientes y poderosos. “Otra herramienta es tocarlos, por 21 veces, en una parte específica de su cuerpo, por ejemplo en su hombro derecho, y decirle una buena frase especial donde le recordemos que es fuerte. Esto le enseñará al cerebro que esa es la manera de afrontar el estrés, la ansiedad, los miedos y las fobias”, puntualiza Zambrano.

Miedos normales

Antes de diagnosticar una fobia es necesario conocer, primero, los miedos normales de los niños. El especialista Germán Casas los explica:


• 3 meses a 2 años: a ruidos fuertes.

• 8 meses: a extraños o caras desconocidas.

• 2 y 3 años: a los animales grandes, luego a los pequeños; a las inyecciones.

• 4 y 9 años: a las tormentas, a la oscuridad.

• 9 años: a la muerte.

Ayudarlos a controlar estos miedos y darles pautas de seguridad debe ser la función de los padres. Sin embargo, cuando se sale de las manos y no existe caso alguno, se debe recurrir a un especialista, el cual le ayudará.

Sin embargo, Natalia nunca necesitó un especialista. Su fobia la superó cuando decidió compartir su vida con su novio, quien compró un Dachshund de 6 meses. Con él aprendió a convivir, después de sudar, llorar y gritar. Superó aquella fobia que la separaba del privilegio de tener el amor incondicional de un perro. 'Tiger', el perro, la hizo más segura de sí misma y ella lo hace feliz.

Tenga en cuenta

El adulto debe controlar sus emociones cuando esté al lado de un niño, ya que él lo aprenderá todo de usted.


- Evite frases como “Si no comes, viene el loco por ti”. No le cree al niño miedos que, en el futuro, puedan convertirse en fobias.

- Si ve que su hijo presenta miedos repetitivos frente a un mismo hecho, suda, se tensiona y aumenta su pulso cardiaco, visite a un especialista, él le ayudará a tratar lo que ya se convirtió en una fobia.


- No regañe a su hijo cuando tenga miedo.


- Evite obligarlo a observar, cargar o estar frente a situaciones que le producen miedo.


- Consulte cuál es el motivo de la fobia.

Por Mónica Toro

Redactora ABC del bebé

Mujeres, oh mujeres tan divinas.

TRATANDO DE ENTENDER A LAS MUJERES.

Muchas veces nosotros, hombres, nos esforzamos por hacer para aquella que mueve nuestra vida todo lo mejor. Muchas veces dejamos nuestros amigos de lado, nuestras familias de lado, incluso olvidamos nuestras costumbres, solo por hacerla sentir el centro de nuestra vida.

Y es ahí cuando viene el golpe. De un momento a otro ella aparece con su famoso cuento de…¿por qué no nos damos un tiempo? Me gustaría ver si realmente siento algo por ti…creo que hemos caído en la rutina…en definitiva, hay alguien más en el camino, y somos nosotros, los dedicados, los amorosos, los fieles, quienes estamos sobrando.

De nada sirvieron nuestras atenciones. Nuestros detalles. Nuestro amor. Ellas querían más. Sentirse ajenas. Deseadas por otros. Hacer algo que no fuera “tradicional”.

Por eso comparto con ustedes este artículo que me pareció muy interesante. Aguardo comentarios al respecto.

¿POR QUÉ LAS MUJERES ADORAN LOS CHICOS MALOS?

Las mujeres, por razones que todavía ningún científico han logrado descifrar, adoran a los malos. Este texto de Marta Orrantia trata de resolver ese particular enigma femenino.

Por Marta Orrantia

Las mujeres, por razones que todavía ningún científico han logrado descifrar, adoran a los malos. Los tipos demasiado buenos las hacen bostezar y las hacen decir mentiras piadosas para esconderse de ellos. Este texto de Marta Orrantia trata de resolver ese particular enigma femenino, mientras tanto, Juliana Galvis decidió ir mucho más allá y se acostó con el diablo.

"A las mujeres hay que tratarlas bien, porque si no se enamoran de uno", decían por ahí cuando yo estaba empezando la adolescencia. A lo largo de los años constaté que es cierto. Salí con mujeriegos, borrachos, vagos y vividores. Lo que me atraía de ellos era esa perpetua cara de tortura, la ceja levantada y la promesa de una aventura nueva cada día.

Me gustaban los mechudos de barba de tres días; los tacaños que jamás invitaban porque siempre -según ellos- estaban pelados, pero al mismo tiempo estrenaban camisa diaria; los abusivos que me pedían plata prestada para irse de viaje (y no me llevaban); los que me regalaban "una canción" o "la luna" cuando estaban en plan romántico, en lugar de darme un disco o una noche en la playa.

Gracias a ellos, aprendí a escribir cartas de amor. Lloré en el hombro de vecinos más buenos, pero más aburridos que mis patanes enamorados. Me aguanté los regaños de mis papás y salí a escondidas a encontrarme con esos tipos "prohibidos", que uno no le puede presentar a su tía abuela porque le da un soponcio.

Pero esa no soy sólo yo. Desde que el mundo es mundo, en la realidad y en la literatura, las mujeres se han enamorado de quien no les conviene. De aquel hombre contra el que su mamá -seguramente con algo de conocimiento de causa- siempre le advirtió. Pongamos el ejemplo de la muy elegante y femenina Lady Marian, enamorada del patán de Robin Hood. Me imagino a sus papás diciéndole: "Ese tipo es un ladrón. No respeta la autoridad. Es un borracho que pasa el día entero con sus amigotes y ni siquiera tiene casa propia. ¡Vive en un bosque, Marian! ¿Qué te puede ofrecer?". Pero ella, la más terca, les responde que no, que el tipo es bueno, que tiene cualidades como que les reparte todo a los pobres, que es generoso, es el mejor en su oficio, tiene buena puntería, y que si tiene un defecto pues ella lo va a cambiar.

Porque esa es otra. Nosotras pensamos que los vamos a cambiar. Que a nuestro lado los malos del mundo se volverán mansas palomas. Mentira. La única que logró la hazaña -ya demasiado tarde, por cierto- fue doña Inés, la enamorada eterna de otro maloso: Don Juan. Semejante sinvergüenza, y ella, una dama, convencida de que el tipo iba a dejar sus andanzas. Paciente, tontarrona y sumisa, Inés esperó a que éste se volviera bueno y cuando finalmente recapacitó, lo mataron.

Pero dejemos la ficción a un lado. El prototipo de malo no es un personaje inventado, sino un hombre de carne y hueso: James Dean. A todas nos gusta la chaqueta de cuero, la moto, el mechón, la imagen de rebeldía, el vive-al-reviente que pregonaba este tipo y que se volvió el amor platónico de las mujeres incluso muchos años después de que se mató por ir a toda en un carro, cumpliendo a cabalidad la frase que adoptó del también actor John Derek: "Live fast, die young" (vive rápido, muere joven).

Como él, muchos malos nos han hecho suspirar: Fonzy, el de Happy Days; Mickey Rourke, el de Nueve semanas y media; Marlon Brando y tantos otros actores, viejos y jóvenes, con actitud displicente y un gusto por hacer sufrir a su nena. Pero no sólo famosos caben en la lista. Cualquier mujer puede insertar aquí al amor de su vida, su traga de adolescente, el tipo aquel de los ojos verdes que perdió todos los años en el colegio y que tenía una voz bonita, el que le propuso matrimonio y luego no volvió a llamar.

La explicación no se considera tan sencilla como parece. No es sólo el gusto por lo prohibido lo que nos llama la atención. Resulta cierto que eso nos atrae. Parte de esa atracción por los hombres malos consiste en una rebeldía adolescente que nos obliga a buscar al tipo que va a hacer que al papá se le pongan los pelos de punta, que nos va a obligar a experimentar cosas nuevas y que nos va a enseñar sobre "LA VIDA". Pero no es del todo cierto. La cosa va más allá.

Y va tan más allá que existen psicólogos y expertos dedicados a pensar en el tema. Incluso, como los gringos hacen estudios de todo, también existen estudios sobre este comportamiento, que ellos llaman la triada oscura, y que básicamente describe a un tipo a lo James Bond (otro de nuestros amores platónicos de la ficción): narcisista, arriesgado y manipulador. Según uno de los estudios, hecho por el científico Peter Jonason, de la Universidad de Nuevo México, las mujeres se sienten atraídas por los hombres que son vanidosos y egoístas, que buscan a diario nuevas experiencias y son impulsivos (una característica que también se asocia con sicópatas) y que les gusta engañar y manipular (conocido también como maquiavelismo).

¿Por qué? Según el doctor Jonason, las mujeres confunden estas características con masculinidad, y -ahí es donde entra el darwinismo- por eso piensan que tienen más posibilidades que los hombres del común para engendrar hijos sanos.

Eso quiere decir que buscamos a ese tipo de hombres por puro instinto, pero ¿qué pasa cuando por fin le metemos cabeza a la cosa? Porque sería comprensible si la leona escoge al león más melenudo, el que ruge más duro, el que le casca a los otros leones, para procrear con él, pero las mujeres tenemos algo más que hormonas rondando por ahí, y en algún momento hay que pensar: ¿Será que este vago mechudo bueno para nada, celoso y maltratador, es el hombre de mi vida? ¿Estoy haciendo lo correcto por mí y por mis futuros hijos?

Las respuestas también están en otro estudio gringo, esta vez del profesor David Schmitt, de la Universidad de Bradley, en Illinois. Schmitt hizo una investigación con 35.000 personas de 57 países, y si bien encontró que los hombres que exhibían las características de la "triada oscura" en general tenían más éxito con las mujeres, también encontró que ese éxito se traduce en cortos romances y no en relaciones a largo plazo.

Para aprender eso, la mayoría de las mujeres -yo incluida- no necesitamos estudios sino experiencia. Los malos son divertidos, sí, pero hay un punto en el que tanta aventura cansa. Lo de uno es permanecer. Llámenlo también instinto, pero las mujeres, tarde o temprano, nos aburrimos de tantas sorpresas y preferimos a los hombres predecibles, buenos, tranquilos, así sean un poco sosos. Lo que los gringos llaman el "nesting", o sea, el hacer el nido, requiere un compañero que también ponga de su parte y no de un demente errático con quien no sabemos qué encontrar cada noche: ¿una fiesta?, ¿una pelea?, ¿una cena romántica?, ¿un juego de póquer?

O sea, que los tipos buenos se quedan con las mujeres al final del día. No con todas, claro. Existe el tipo de boba que se deja maltratar y vuelve con el rabo entre las piernas, como aquella historia de una mujer en la costa cuyo marido casi la mata, y luego de abandonarlo y aparecer con la cara deforme en todos los medios de comunicación, volvió con él. ¿Por qué? Ahí tal vez son ellas las del problema.

Lo cierto es que, si quieren levantar viejas, hay que dejar de abrir puertas, de regalar flores, de decir piropos y de pagar la cuenta. Hay que dejar de llamarlas al día siguiente, nunca expresar sus sentimientos, dejar de sonreír y de ser predecibles, y empezar a manejar como corredores de F1.

Un hombre que quiera enloquecer a las mujeres debe olvidar las reglas básicas de la caballerosidad. Debe hacerlas sufrir en pequeñas dosis con peleas inventadas, celos infundados y espectáculos teatrales en los que él hace el papel de deprimido y ella intenta a toda costa consolarlo, hasta que por fin él descubre que lo único que lo haría feliz sería un regalo costoso.

Si quiere que una mujer se enamore de usted, componga una canción bien triste, empiece a fumar como una chimenea y a emborracharse como una cuba, póngase un tatuaje misterioso y jamás cuente su origen, clávese un arete en la ceja o en la lengua y déjese crecer el pelo.

Pero al mismo tiempo, si quiere conservarla, haga justamente todo lo contrario. Como los hombres dicen, ¿quién entiende a las mujeres? Todas tienen el diablo adentro.

Por Marta Orrantia

sábado, 4 de dezembro de 2010

PARA DIVERTIRNOS UN POCO

Es interesante que no es propiamente un hombre quien escribe el siguiente artículo. Y es interesante saber que entre las mujeres, siempre existen aquellas que tienen un sentido crítico frente a la realidad que ellos nos hacen vivir.

Por eso me pareció divertido poder compartir con ustedes lo que considero una excelente muestra de realidad feministamente-machista.

Ellas que huelen a guayaba

Inicio opinión

Por: Patricia Castañeda

No hay hombre más cobarde que aquel que enamora a una mujer para no amarla”. Y yo respondo: “No hay mujer más peligrosa que aquella que se hace amar por un cobarde”.

Porque por años se ha hablado de la mujer débil, incomprendida, bruta y pobrecita, a la que el hombre le hace y deshace para luego abandonarla. ¡Oh, por Dios, pero en qué ceguera hemos crecido! si desde antes de madame Bovary ya había miles de Emmas buscando amor en brazos diferentes de los de su esposo, tal como sucede ahora, sólo que para los ojos femeninos esto sucede por incomprendidas. Y por necias.

Porque desde hace poco me he dado cuenta de que aunque sí hay mujeres femeninas, hermosas y delicadas, amantes de su sexo y de su delicadeza, también están las otras que carecen de este sentido y nos están quitando nuestro hermoso lugar en este mundo de hadas.

Las que les quitan los hombres a las mejores amigas, las que hacen pucheros por lograr que les regalen un carro, las mojigatas que no aman de verdad más que por estar haciendo algo o en su defecto, para estar acompañadas… hay una terrible epidemia antifeminista y lo mejor es seguir vacunado.

Si nosotras somos el dulce olor de la guayaba antes de caer del palo, ¿por qué insisten algunas en corromper el aroma con uno de coronilla, pesado y amargo?

He ahí el error, porque siempre se habla del hombre insensible, adúltero, egocéntrico… cuando hay tres mujeres por cada uno de esos. Está comprobado, es sólo mirar las miles de telenovelas para darnos cuenta de que las antagónicas suelen ser mujeres con caras de brujas, llenas de botox y la boca hinchada. En la vida real son bajitas, un poco excedidas de peso, con carita tierna, pero que cuando cumplan 30 van a ser unas plastas sentadas en una hamaca sin poder moverse, dando órdenes al idiota que se levantaron como arlequín. Bueno, debe ser que cada uno busca su propia suerte.

Sí, ya sé, estoy imputando cargos a mi propio género, pero es que luego de un par de días de convalecencia, tuve un llamado de la madre naturaleza (mi amigo chileno, quien visitó Colombia dos semanas) y pude entender, desde su ojo de director de cine, que en este país muchas mujeres actúan como unas devoradoras hienas en celo. No es sino que te pares al baño, y ya hay cuatro encima del hombre que está en la barra esperando; o, en el peor de los casos, a tu mismo novio ya lo llaman a “saludarlo”. Si mal no estoy, estos ataques compulsivos producto de una naturaleza primitiva, suceden exclusivamente en Colombia. Este ataque hormonal femenino dirigido hacia sus opuestos.

Siempre debe haber controversia y maldad y algo de apariencia, pero lo digo para que no todas las torturas del amor recaigan sobre los del sexo opuesto, quienes aunque muchas veces ventajosos, caprichosos y despiadados, también los hay tiernos, amorosos y muy enamoradizos… Hay que cambiar el chip de una vez por todas y dejar de pensar como hace tres décadas, cuando los hombres eran los dueños de la institución sentimental y las mujeres sus plebeyas. Hay que darle la bienvenida a esta nueva década y jugar con los beneficios de la antiduda; la reputación que se labora día a día.

Menos mal todavía existimos las que cuando no podemos estar con un hombre, se lo decimos de frente así sea titubeando, y cuando ellos no quieren estar con nosotras, lloramos miles de lágrimas. Esas somos las verdaderas féminas que, aunque divertidas y rumberas y, por supuesto, coquetas, entregamos el alma en cada beso. Me voy a volver poeta a este paso.

APRENDAMOS A PROYECTAR NUESTRA IMAGEN

Cuando pensamos que la apariencia física no está en franca armonía con el vestuario, encontramos un artículo como el siguiente, donde dudas ancestrales se ven clarificadas y nos dan pautas para optimizar nuestra presentación personal, proyectando una imágen de éxito, buen gusto y calidad.

Vestirse para triunfar

Inicio moda

Por: Pilar Castaño

El estilo no tiene que ver necesariamente con la moda. Son más la actitud, los movimientos, la cultura y la forma de ser una persona los que hacen que su atuendo sea un verdadero acierto.

Existe, desde luego, un código de barras en el vestir que ayuda y mucho.

Desde que el hombre comenzó a vestirse, las prendas dejaron de ser exclusivamente elementos de protección. Con el vestido nacieron también la estética y la sensibilidad. El vestido pasó de mantenernos vivos a ¡darnos vida!, a reflejar cierto tipo de poder. Hombres y mujeres se dieron cuenta de que el “hábito sí hace al monje”. En este sentido, la moda se volvió importante. Si no, preguntémosle a Cleopatra o a Napoleón y… ¿por qué no? a María Antonieta, que no escatimó detalle ni siquiera en su último día caminando hacia la guillotina…

Cuanto más importante sea el evento, más se complican las cosas. Saber qué ponerse, qué se verá mejor, qué resalta nuestros atributos y esconde nuestros defectos, es fundamental.

Todas somos bellas, lo dije una vez y lo sostengo: “No hay mujeres feas sino perezosas”. Con curvas o delgados, altos o bajitos, atléticos o embarazados… todos los cuerpos tienen la posibilidad de verse mejor con el estilo apropiado.

El largo viene muy corto. Todo depende del físico y de la edad, pero definitivamente el alto está bien alto y sólo lo deben llevar aquellas que no tienen nada que esconder.

Una camisa blanca es lo primero para una vestimenta exitosa. Cuanto más masculina sea, ¡mejor!: ilumina, es sexy, atractiva, sencilla pero elegante.

Para las mujeres, la moda viene cada vez más sensual y llamativa; el traje encierra toda la sofisticación. Para los señores es algo de todos los días, pero para la mujer… ese estilo andrógino de camisas masculinas, chaquetas de smoking y sastres en paño raya tiza, está de primero en las listas del ‘trend” de las ejecutivas jóvenes, sin olvidar la chaqueta de cuero inspirada en íconos como James Dean o Marlon Brando.

La camiseta, según Giorgio Armani, es el alfa y el omega del alfabeto de la moda. Cuanto más delgada y clara, mejor.

Los shorts dejaron de ser una prenda tropical, vienen en paño tweed acompañando la chaqueta del andrógino smoking. Claro que con esta prenda el largo de las piernas, la firmeza y desde luego la edad son una condición ineludible. Es una prenda para las que tienen piernas infinitas…

¿Qué tendencias están más vigentes? Los diseños animales. No sólo en telas sino en pieles para zapatos y carteras, el toque salvaje está rugiendo en su regreso. El encaje y la sensualidad de sedas y transparencias están exteriorizando la feminidad en la moda. El tejido de punto para todas las horas del día, en inmensos volúmenes y estilo cardigan de los años veinte, es fresco pero sofisticado.

La moda retro, las hombreras pronunciadas con influencia militar, líneas estructuradas que evocan otras épocas. Lo mismo el terciopelo para el día, las piedras preciosas en tamaño gigante, los vestidos de flores y las chaquetas de lentejuelas de cantante de orquesta. La alta costura en París estuvo inspirada en las amazonas del siglo XIX, en el jardín del edén, en el barroco; el prêt-à-porter, en el minimalismo, los pantalones muy ajustados en materiales como el neopreno de los buceadores, los suéteres de las estaciones de esquí, los colores empolvados, la mezcla de los materiales, las botas legging, la manga tres cuartos, el rojo y el negro, el drapeado y, definitivamente, los años cuarenta… la moda sensual, muy sensual.

Las notas, como en una bella sinfonía, son las que definen la elegancia. En el estilo de una mujer, los zapatos y la cartera, y en otras épocas el sombrero y los guantes, son el toque definitivo: una elección equivocada en los accesorios y hasta ahí llegó la vestimenta y la finura. El exceso es el error que primero comete una mujer insegura, que quiere lucirse pero que, a la hora de adornarse, exagera.

Una mujer necesita por lo menos dos tamaños de cartera. La grande para el día y el trabajo y la más pequeña cuando ya es de noche o para el día en una ceremonia o evento formal. Nada desdibuja más a una mujer elegante que una cartera fuera de lugar por su tamaño.

La moda empodera. Esa es una premisa real y hay que saber aprovecharla. El “menos es más” es la mejor forma de acercarnos a la perfección y no correr el riesgo de estar fuera de lugar.

PREOCUPÉMONOS POR EL CANSANCIO

Aguardo comentarios.

¿Siente que está a punto de tirar la toalla?


Por: Redacción eltiempo.com | 25 de Noviembre del 2010

En estos días, muchos están con la batería baja. ¿Qué hacer si se acaban las energías?

Las vacaciones se acercan. El fin de año ya se siente hasta en la radio. Llega la hora de cierres, de balances, de resúmenes. Y aparece el cansancio. Esa sensación conocida de ya no querer hacer más, no mover un papel, de levantarse más tardecito porque el sueño vence, el cuerpo pesa.

Es un clásico sentimiento de fin de año. Lo sienten más en algunos países, por cuenta de las estaciones, por ejemplo, pero en general el cansancio está asociado con estas fechas y con la idea de unas vacaciones que se aproximan. Su primera señal, según los expertos, es una reducción en la actividad tanto física y mental. Una perecita, dicho en otros términos.

En sus proporciones normales, el cansancio es una reacción natural de los seres humanos (de los animales, mejor dicho). Se trata de una señal que da el cuerpo para anunciar que necesita un descanso -ya sea por un agotamiento físico, emocional o mental. En estos meses podría pensarse que es la tercera causa la que más altera la balanza.

¿Quién quiere trabajar en diciembre? Es una pregunta que se oye con frecuencia en las oficinas. Y ni qué decir en los colegios o universidades donde los exámenes finales y los futuros cambios de curso generan ansiedad. Puede llegar a sentirse menos energía, a necesitar más horas de sueño, a tener problemas de concentración e, incluso, presentar momentos de mayor irascibilidad.

Los médicos han clasificado varios tipos de cansancio. Por un lado está el físico, que involucra síntomas como dolores musculares, pérdida de apetito, debilidad corporal, reducción de las defensas y bajo deseo sexual. El cansancio mental se relaciona directamente con la pérdida de concentración, exceso de sueño, problemas de memoria, aturdimiento. Y si a esto se le suman sensaciones de negativismo, llantos inesperados y una tristeza profunda, puede hablarse también de cansancio emocional.

El diccionario presenta como sinónimos de cansancio el hastío, el tedio, el fastidio. También lo define como "la falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado". Si no se quiere ir tan lejos en las causas de este agotamiento decembrino, podría decirse que se deriva de todo lo que se ha 'fatigado' durante el año. Este tema ha sido, incluso, objeto de estudio.

La psicóloga argentina Ruth Goldfard escribió: "A esta altura del calendario, estamos cansados, agotados de tanto trabajo o de estudio, y entonces aparecen o se hacen más notorios síntomas como la fatiga, menor resistencia, incluso taquicardia, resfríos, dolores de espalda y de musculatura, dolores de cabeza, trastornos intestinales, insomnio, entre otros, propios del estrés".

El Institute of health and productivity management lo llamó "presentismo": las personas van a las oficinas a diario, por supuesto, pero no responden como corresponde a su potencial porque su funcionamiento de tipo emocional no está en los niveles adecuados.

Las baterías están agotadas, los proyectos no se hacen realidad, los horarios se extienden, inútiles. Pero todo esto se debe más una sensación psicológica, una angustia de que "hay que terminar bien el año", "organizar las vacaciones", "cuadrar bien la Navidad"... Todo esto junto arma un nudo en la cabeza y en el cuerpo.

Lo complicado es que, si no se toman medidas a tiempo, se corre el riesgo de llegar al periodo de vacaciones en no muy buenas condiciones. De los afanes no queda sino el cansancio, dice el viejo refrán. Precisamente, el psiquiatra Pablo Wizmberg, experto en trastornos de ansiedad, aconseja por ejemplo tomarse breves recesos durante el día, para recargar energías y no centrarse en pensamientos sobre lo que va a venir.

Otro camino para empezar a recuperarse del cansancio -o evitarlo- es una buena alimentación. Conviene aumentar el consumo de frutas, vegetales y cereales. También beber abundantes líquidos y no saltarse comidas. Mejor dicho, mantener el cuerpo bien 'carburado' y con todo el aporte nutritivo necesario para que no lo ataquen faltas de energía. Dormir bien es otra de las recomendaciones de los expertos.

De siete a ocho horas de sueño es lo adecuado, ojalá horas seguidas durante la noche, lo que permite un descanso reparador para el día siguiente. No se trata de extender el tiempo en la cama o quedarse en inactividad por mucho tiempo. Mejor dicho, si descansa mucho, se cansa más.

Simplemente porque el cuerpo disminuye su capacidad de reacción para producir energía y no se oxigena de manera óptima. Lo adecuado, entonces, es mantenerse en actividades que relajen, que distraigan. Caminar puede resultar un gran remedio, obviamente cada uno a su buen ritmo.

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Ahora, una cosa es este cansancio que tiene que ver con lo particular de una época, y que más o menos se trata de algo manejable y pasajero, y otro el agotamiento que abarca casi todo el día y que reduce las capacidades físicas y mentales en un cincuenta por ciento o más.

La diferenciación es importante, porque el segundo caso puede responder a un cansancio crónico relacionado con alguna enfermedad subyacente o, incluso, al conocido (y postmoderno) síndrome de fatiga crónica. En estos casos hay otras manifestaciones posibles, como fiebre, dolores fuertes en las articulaciones, inflamación de los ganglios linfáticos y fuertes dolores de cabeza.

Este síndrome (cuyas causas definitivas todavía no son conocidas por la ciencia y que se presenta en mayor porcentaje en mujeres entre los 30 y 50 años) ya cuenta incluso con un día otorgado por la Organización Mundial de la Salud, que lo incluye dentro de las enfermedades del sistema nervioso y lo define como una sensación de agotamiento físico y mental, sumada a síntomas que en cada persona pueden variar.

Es una enfermedad que afecta entre un 0,2 y un 1,2 por ciento de la población mundial. Si el cansancio es constante, si no hay ánimos ni para levantarse de la cama, lo mejor es acudir al médico y que se haga una revisión general y se revisen los niveles de hierro (puede ser una anemia, por ejemplo), entre otras cosas a analizar.

Hay otro síndrome igualmente relacionado con el cansancio, conocido como el síndrome de burnout (síndrome de desgaste profesional) y tiene que ver con la manera como muchas personas están asumiendo el trabajo, cuando el estrés ya ha pasado la frontera de lo soportable.

Hay fatiga, trastornos del sueño, problemas gástricos, irritabilidad, debilidad muscular, entre otros síntomas que conllevan a un ausentismo laboral. En estos casos se habla de un cansancio llevado al extremo y, además, perjudicial. Algo va de este al que nos invade estos días predecembrinos.

¿Solo cansado o con fatiga crónica?

1. ¿Se ha sentido cansado/a (fatigado/a) por más de seis meses a pesar de que esté descansando lo suficiente y no esté trabajando muy duro?

2. ¿Su rendimiento actual es menor de la mitad de lo que lograba hacer antes, porque se siente cansado/a?

3. ¿Ha tenido dolor de garganta recurrente?

4. ¿Ha notado nódulos linfáticos inflamados o sensibles?

5. ¿Tiene dolores de cabeza mucho más frecuentes que hace unos meses?

6. ¿Ha notado que tiene dificultad para concentrarse en los últimos meses?

7. ¿Hay momentos que tiene fotofobia (excesiva sensibilidad a la luz)?

8. ¿Ha sentido que no soporta el ruido, le altera y le irrita excesivamente?

9. ¿Alguna vez el doctor no le ha podido encontrar la causa para alguna enfermedad o síntomas?

10. ¿Ha padecido de dolor inexplicable en los músculos y articulaciones?

11. ¿Ha consultado a un buen equipo médico y este ha descartado otras enfermedades que puedan ser causa de su fatiga?

12. ¿Se ha sentido cansado por más de 24 horas después de hacer ejercicio, y antes no sucedía?

13. ¿Ha tenido problemas para dormir?

14. ¿Duerme y se despierta igual de cansado/a?

15. ¿Ha notado la aparición de algunas molestias nuevas como alergias, intolerancia a olores, perfumes, insecticidas, medicamentos, alimentos?

16. ¿Ha notado intolerancia a cantidades mínimas de alcohol?

17. ¿Ha tenido trastornos del equilibrio?

18. ¿Se ha sentido más sensible e irritable?

19. ¿Ha notado inflamación en el abdomen, gases, dificultad en digerir que antes no le ocurría?

20. ¿Ha tenido crisis de diarrea o estreñimiento, ardor estomacal, náuseas?

21. ¿Ha notado alteraciones en la orina, como picor, sensación de tener que ir a orinar con frecuencia sin que se demuestre que exista una infección?

Un SÍ a más de 10 de las preguntas representa posibilidad de padecer fatiga crónica y que no se trate de solo cansancio.

Es recomendable consultar al médico.

Fuente: lafatigacronica.com


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