sábado, 16 de outubro de 2010

ASISTENCIALISMO DEL GOBIERNO

UNA RECIENTE INVESTIGACIÓN DEL IBGE MUESTRA LA VERDADERA CARA DEL ASISTENCIALISMO EN BRASIL.

Una reciente investigación del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, IBGE, basada en los datos de la Investigación Nacional por muestras de Domicilios, PNAD, reveló la verdadera cara de la política asistencialista iniciada por Fernando Enrique Cardozo y ampliada por el actual Presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva

La investigación muestra que de los 54,6 millones de domicilios brasileños, 18,3%, aproximadamente 10 millones de domicilios, son beneficiados por los programas sociales.

El aumento de la renta familiar de los beneficiados tuvo impacto directo en el consumo de bienes de consumo durables. Las familias compraron más estufas, neveras, computadores, teléfonos celulares, etc., haciendo uso de las múltiples líneas de crédito que, con ayuda de políticas federales, colocaron dinero vivo en manos del pueblo con menor nivel de ingreso, y alto riesgo de incumplimiento al pago de los largos sistemas de financiamiento.

Por otra parte, los indicadores sociales relacionados a los servicios básicos y a la infraestructura del grupo formado por los beneficiarios, están desfasados del resto de Brasil en más de una década. Solo necesitamos asistir a las viviendas básicas de las favelas, con electrodomésticos de última generación, TV plasma, neveras, congeladores, entre otros, viviendo en zonas de riesgo, con servicios pirateados, altos niveles de inseguridad y marginalidad social.

Otra investigación, por otro lado, mostró un dato importante. El llamado EFECTO PEREZA, que es el hecho de que la gente se acomoda o se conforma por estar recibiendo su sustento sin necesidad de trabajar, ha contaminado a todos los beneficiados con los planes de asistencia social del gobierno federal.

Todos esos resultados son la prueba de que ese “asistencialismo” en masa, no deja de ser sino un gran bastión electoral, y por eso se puede llegar a entender y explicar la increíble y elevada popularidad del presidente Lula.

Son casi 10 millones de familias de las clases más pobres, con el mayor número de individuos por familia y un mayor grado de alienación social, donde se deshace la personalidad del individuo, controlando y anulando su libre albedrío, haciéndolo dependiente de lo dictado por otra persona u organización. El alienado permanece dentro de sí, ensimismado por su desorientación social. Se adapta, acepta y se separa de su realidad.

El hecho de que el pueblo esté comprando bienes durables muestra que no son tan miserables, como se intenta hacer ver, y que el dinero no está siendo empleado para suplir necesidades básicas, lo que sería propiamente el objetivo de esos proyectos sociales.

Ofrecer beneficios como el bolsa familia, o cualquier otro tipo de limosna similar, sin control alguno, es ciertamente mucho más fácil que implantar efectivamente mejoras en la infraestructura social y establecer una estabilidad permanente y segura en el ingreso familiar, lo que efectivamente daría base a una mejora en el nivel de vida real de las mal llamadas clases sociales pobres.

Sistemas de saneamiento básico, redes de agua potable, salud, seguridad pública, escuelas y, principalmente, enseñanza de cualidad, son algunas de las obligaciones del estado. Estas inversiones, que son obligatorias para el estado, tenderían a mejorar los indicadores sociales de la población a mediano plazo y transformaría individuos crónicamente dependientes en ciudadanos generadores de su propio sustento y riqueza.

Las políticas consistentes y sostenibles a mediano y largo plazo demanda planeamiento, y sus resultados muchas veces no surgen en 4 años. El cambio de gobierno, o de partido que gobierna, puede hacer que muchos proyectos queden en el tintero por años, gastando innecesariamente dinero público.

Investigaciones hechas, muestran claramente que las políticas asistencialistas, si fueran de buena fe, estarían equivocadas, pues difícilmente alcanzarían los resultados inicialmente planeados. Todo parecer reforzar la idea de que estos programas buscan ganar votos en las elecciones gastando dinero público, lo que es claramente ilegal.

Nadie niega que el asistencialismo ha mostrado resultados a corto plazo, pero tampoco se puede negar que está llegando a representar un enorme riesgo para el país. En el peor de los casos, el país vivirá una estagnación social, con mano de obra desocupada que prefiere el ocio al trabajo, así como un elevado nivel de informalidad y una alta inestabilidad económica.

Recordemos que en los momentos de crisis económica grave los primeros gastos que el gobierno corta son los sociales. ¿Qué hará Brasil con más de 10 millones de familias dependientes del favor público, con hambre y sin un ingreso real estable?

Podemos estar presenciando la creación de una gran “burbuja económica”, como la vivida por argentina en la era Menem. Todo era bueno. Economía estable. Sociedad estable. Vale la pena que recordemos qué pasó cuando el cuento de hadas terminó…

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