sábado, 4 de dezembro de 2010

PREOCUPÉMONOS POR EL CANSANCIO

Aguardo comentarios.

¿Siente que está a punto de tirar la toalla?


Por: Redacción eltiempo.com | 25 de Noviembre del 2010

En estos días, muchos están con la batería baja. ¿Qué hacer si se acaban las energías?

Las vacaciones se acercan. El fin de año ya se siente hasta en la radio. Llega la hora de cierres, de balances, de resúmenes. Y aparece el cansancio. Esa sensación conocida de ya no querer hacer más, no mover un papel, de levantarse más tardecito porque el sueño vence, el cuerpo pesa.

Es un clásico sentimiento de fin de año. Lo sienten más en algunos países, por cuenta de las estaciones, por ejemplo, pero en general el cansancio está asociado con estas fechas y con la idea de unas vacaciones que se aproximan. Su primera señal, según los expertos, es una reducción en la actividad tanto física y mental. Una perecita, dicho en otros términos.

En sus proporciones normales, el cansancio es una reacción natural de los seres humanos (de los animales, mejor dicho). Se trata de una señal que da el cuerpo para anunciar que necesita un descanso -ya sea por un agotamiento físico, emocional o mental. En estos meses podría pensarse que es la tercera causa la que más altera la balanza.

¿Quién quiere trabajar en diciembre? Es una pregunta que se oye con frecuencia en las oficinas. Y ni qué decir en los colegios o universidades donde los exámenes finales y los futuros cambios de curso generan ansiedad. Puede llegar a sentirse menos energía, a necesitar más horas de sueño, a tener problemas de concentración e, incluso, presentar momentos de mayor irascibilidad.

Los médicos han clasificado varios tipos de cansancio. Por un lado está el físico, que involucra síntomas como dolores musculares, pérdida de apetito, debilidad corporal, reducción de las defensas y bajo deseo sexual. El cansancio mental se relaciona directamente con la pérdida de concentración, exceso de sueño, problemas de memoria, aturdimiento. Y si a esto se le suman sensaciones de negativismo, llantos inesperados y una tristeza profunda, puede hablarse también de cansancio emocional.

El diccionario presenta como sinónimos de cansancio el hastío, el tedio, el fastidio. También lo define como "la falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado". Si no se quiere ir tan lejos en las causas de este agotamiento decembrino, podría decirse que se deriva de todo lo que se ha 'fatigado' durante el año. Este tema ha sido, incluso, objeto de estudio.

La psicóloga argentina Ruth Goldfard escribió: "A esta altura del calendario, estamos cansados, agotados de tanto trabajo o de estudio, y entonces aparecen o se hacen más notorios síntomas como la fatiga, menor resistencia, incluso taquicardia, resfríos, dolores de espalda y de musculatura, dolores de cabeza, trastornos intestinales, insomnio, entre otros, propios del estrés".

El Institute of health and productivity management lo llamó "presentismo": las personas van a las oficinas a diario, por supuesto, pero no responden como corresponde a su potencial porque su funcionamiento de tipo emocional no está en los niveles adecuados.

Las baterías están agotadas, los proyectos no se hacen realidad, los horarios se extienden, inútiles. Pero todo esto se debe más una sensación psicológica, una angustia de que "hay que terminar bien el año", "organizar las vacaciones", "cuadrar bien la Navidad"... Todo esto junto arma un nudo en la cabeza y en el cuerpo.

Lo complicado es que, si no se toman medidas a tiempo, se corre el riesgo de llegar al periodo de vacaciones en no muy buenas condiciones. De los afanes no queda sino el cansancio, dice el viejo refrán. Precisamente, el psiquiatra Pablo Wizmberg, experto en trastornos de ansiedad, aconseja por ejemplo tomarse breves recesos durante el día, para recargar energías y no centrarse en pensamientos sobre lo que va a venir.

Otro camino para empezar a recuperarse del cansancio -o evitarlo- es una buena alimentación. Conviene aumentar el consumo de frutas, vegetales y cereales. También beber abundantes líquidos y no saltarse comidas. Mejor dicho, mantener el cuerpo bien 'carburado' y con todo el aporte nutritivo necesario para que no lo ataquen faltas de energía. Dormir bien es otra de las recomendaciones de los expertos.

De siete a ocho horas de sueño es lo adecuado, ojalá horas seguidas durante la noche, lo que permite un descanso reparador para el día siguiente. No se trata de extender el tiempo en la cama o quedarse en inactividad por mucho tiempo. Mejor dicho, si descansa mucho, se cansa más.

Simplemente porque el cuerpo disminuye su capacidad de reacción para producir energía y no se oxigena de manera óptima. Lo adecuado, entonces, es mantenerse en actividades que relajen, que distraigan. Caminar puede resultar un gran remedio, obviamente cada uno a su buen ritmo.

***

Ahora, una cosa es este cansancio que tiene que ver con lo particular de una época, y que más o menos se trata de algo manejable y pasajero, y otro el agotamiento que abarca casi todo el día y que reduce las capacidades físicas y mentales en un cincuenta por ciento o más.

La diferenciación es importante, porque el segundo caso puede responder a un cansancio crónico relacionado con alguna enfermedad subyacente o, incluso, al conocido (y postmoderno) síndrome de fatiga crónica. En estos casos hay otras manifestaciones posibles, como fiebre, dolores fuertes en las articulaciones, inflamación de los ganglios linfáticos y fuertes dolores de cabeza.

Este síndrome (cuyas causas definitivas todavía no son conocidas por la ciencia y que se presenta en mayor porcentaje en mujeres entre los 30 y 50 años) ya cuenta incluso con un día otorgado por la Organización Mundial de la Salud, que lo incluye dentro de las enfermedades del sistema nervioso y lo define como una sensación de agotamiento físico y mental, sumada a síntomas que en cada persona pueden variar.

Es una enfermedad que afecta entre un 0,2 y un 1,2 por ciento de la población mundial. Si el cansancio es constante, si no hay ánimos ni para levantarse de la cama, lo mejor es acudir al médico y que se haga una revisión general y se revisen los niveles de hierro (puede ser una anemia, por ejemplo), entre otras cosas a analizar.

Hay otro síndrome igualmente relacionado con el cansancio, conocido como el síndrome de burnout (síndrome de desgaste profesional) y tiene que ver con la manera como muchas personas están asumiendo el trabajo, cuando el estrés ya ha pasado la frontera de lo soportable.

Hay fatiga, trastornos del sueño, problemas gástricos, irritabilidad, debilidad muscular, entre otros síntomas que conllevan a un ausentismo laboral. En estos casos se habla de un cansancio llevado al extremo y, además, perjudicial. Algo va de este al que nos invade estos días predecembrinos.

¿Solo cansado o con fatiga crónica?

1. ¿Se ha sentido cansado/a (fatigado/a) por más de seis meses a pesar de que esté descansando lo suficiente y no esté trabajando muy duro?

2. ¿Su rendimiento actual es menor de la mitad de lo que lograba hacer antes, porque se siente cansado/a?

3. ¿Ha tenido dolor de garganta recurrente?

4. ¿Ha notado nódulos linfáticos inflamados o sensibles?

5. ¿Tiene dolores de cabeza mucho más frecuentes que hace unos meses?

6. ¿Ha notado que tiene dificultad para concentrarse en los últimos meses?

7. ¿Hay momentos que tiene fotofobia (excesiva sensibilidad a la luz)?

8. ¿Ha sentido que no soporta el ruido, le altera y le irrita excesivamente?

9. ¿Alguna vez el doctor no le ha podido encontrar la causa para alguna enfermedad o síntomas?

10. ¿Ha padecido de dolor inexplicable en los músculos y articulaciones?

11. ¿Ha consultado a un buen equipo médico y este ha descartado otras enfermedades que puedan ser causa de su fatiga?

12. ¿Se ha sentido cansado por más de 24 horas después de hacer ejercicio, y antes no sucedía?

13. ¿Ha tenido problemas para dormir?

14. ¿Duerme y se despierta igual de cansado/a?

15. ¿Ha notado la aparición de algunas molestias nuevas como alergias, intolerancia a olores, perfumes, insecticidas, medicamentos, alimentos?

16. ¿Ha notado intolerancia a cantidades mínimas de alcohol?

17. ¿Ha tenido trastornos del equilibrio?

18. ¿Se ha sentido más sensible e irritable?

19. ¿Ha notado inflamación en el abdomen, gases, dificultad en digerir que antes no le ocurría?

20. ¿Ha tenido crisis de diarrea o estreñimiento, ardor estomacal, náuseas?

21. ¿Ha notado alteraciones en la orina, como picor, sensación de tener que ir a orinar con frecuencia sin que se demuestre que exista una infección?

Un SÍ a más de 10 de las preguntas representa posibilidad de padecer fatiga crónica y que no se trate de solo cansancio.

Es recomendable consultar al médico.

Fuente: lafatigacronica.com


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